18.1.07

Wilson Castro Viana

Según cuenta la leyenda, hacia mediados del SXVII, los duques Juliet y René de Rennes se vieron obligados a exilarse por causa de un embargo que los dejó en la ruina. Debido a sus escasos recursos y a la mala reputación adquirida en las tierras vecinas, resolvieron instalarse en una campiña sita en el centro de lo que hoy se conoce como la República Oriental del Uruguay.

El testaferro del Ducado de Durazno, obra cumbre del pintor Wilson Castro Viana, evoca la hazaña del jinete Michel Touraine, quien, montado en las ancas de su perro Machinot, “cabalgó” cincuenta noches desde Rennes hasta el Uruguay, con el objeto de entregar al matrimonio el título de propiedad de un establo (único bien que se pudo rescatar, luego de la debacle económico financiera).


La pintura del maestro Castro Viana exalta la grandeza y la gallardía de los héroes (en especial, de Machinot) y retrata la humilde pero digna austeridad con que los duques sobrellevaban aquel momento adverso. El personaje crítico del cuadro es, sin dudas, el obispo; aún hoy, los especialistas discuten si está felicitando o cuestionando a Michel. Algunos expertos en negocios inmobiliarios aseguran que el sacerdote reprende al jinete por no haber inscripto la propiedad en la Dirección General de Catastro de Rennes (trámite imposible de efectuar desde Durazno). Pero este detalle pierde relevancia ante la reciente acusación del destacado geógrafo Yamandú Blanes, quien sostiene que las características del paisaje no concuerdan con las de la región uruguaya. De comprobarse esta falta, la obra del “canario” Viana perdería automáticamente su valor artístico y, conforme la normativa vigente, sería incinerada.