14.12.11

Lecturas

Ilustración publicada en la revista Ñ del diario Clarín (2008).

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Propuesta para una obra teatral con gran elenco

DOCENTE. —En resumen (y anoten esto porque es fundamental) “El gato y la flor”, la famosa novela de Karl-Heinz Borgerbaumann, es una aguda crítica a la visión posmoderna del fin de la historia (historia pueden escribirlo con mayúscula). Borgerbaumann expresa claramente…
NOVELISTA. —Permiso.
DOCENTE. —Estoy dando clase, le pido que… ¡Oh! ¿Pero usted no es el Maestro Karl-Heinz Borgerbaumann?
NOVELISTA. —El mismo que viste y calza. Oí que hablaban de mi novela y me produjo curiosidad. ¿Puedo pasar?
DOCENTE. —¡Pero por supuesto, Maestro! Tome asiento, es un honor contar con su presencia. Casualmente estaba diciendo que en su brillante obra “El gato y la flor” usted quiso expresar…
NOVELISTA. —Sí, escuché lo que dijo, pero no, nada que ver. Yo sólo quise contar la historia de mi gatito.
DOCENTE. —¡Ja! ¡Vamos, vamos, Maestro! No sea humilde...
NOVELISTA. —Se lo digo de veras. Yo tenía un gatito, Otto, que una vez se comió una flor fumigada con insecticida y se murió. Entonces yo me puse triste y escribí “El gato y la flor”, que en líneas generales narra la historia de un gatito que se come una flor fumigada con insecticida y se muere, y su dueño, que está triste, decide escribir una novela donde cuenta la historia de un gatito que se come una flor fumigada con insecticida y se muere; entonces su dueño…
DOCENTE. —¡Bueno, baastaaaa! Perdone, Maestro, pero ya conocemos el argumento. Lo que yo digo es que, a través de su brillante relato, usted quiso contar…
NOVELISTA. —Yo sólo quise contar la historia de mi...
DOCENTE. —OK, OK, la historia de su gatito. ¿Pero qué me dice del ensayo de Jean-Paul Malbec sobre el diálogo intertextual entre “El gato y la flor” y el paquete de Pochoclos Josecito?
NOVELISTA. —Pregúnteselo a Malbec. Yo sólo quise…
DOCENTE. —¿Y el análisis de Brown? ¿Y la tesis de Podolski? ¿Y la crítica de Tao Magochi?
NOVELISTA. —…mi gatito.
DOCENTE. —¡Pero usted no leyó nada! ¡Diga ya mismo qué quiso expresar!
NOVELISTA. —Gatito gatito gatito gatito gatito…
DOCENTE. —¡Alumnos, atáquenlo!
NOVELISTA. —…gatito gatito, ¡no, patadas no! ¡Ahhh!

TELÓN.
(Aplausos y ovación).



6.12.11

La tía Peta

La tía Peta enviudó el mes pasado pero más que triste está aburrida, así que decidió vender la camioneta del tío y patinarse la guita en un viaje de placer. Me pareció buena idea y, para alentarla, se me ocurrió regalarle una guía de cruceros, pero me dijo que ya había elegido el destino: Villa Coronel Palma, un pueblo de cien habitantes donde lo único que hay es una fábrica de embutidos y una placita con el busto del Coronel Palma. Yo le dije: “Pero tía, tenga en cuenta que ahí se va a cagar de embole”; sin embargo ella se mantuvo firme en su decisión argumentando que en ese lugar iba a poder conectarse con sus ancestros. Esta respuesta me llevó a sospechar de su estado mental (los abuelos de Peta eran napolitanos y los padres nunca salieron de los límites de Boedo), así que opté por seguirle la corriente y le ofrecí ayuda en las tareas de la casa con el fin oculto de evitar una desgracia.

El jueves pasado fuimos de compras. “Tenemos que abastecernos”, dijo la tía, y compró dieciocho frascos de aceitunas y una tortuga a la que bautizó Petita. Además adquirió la colección completa de “Cría rentable de chinchillas” y se anotó en un curso de malabares del Programa Cultural en Barrios, pero enseguida se arrepintió y llamó para que la pasaran a Porcelana fría (Avanzados). Es evidente que está atravesando una crisis emocional, pero lo positivo es que por ahora no manifestó conductas suicidas, con lo cual mi tarea de cuidador secreto está resultando más simple de lo que esperaba. Por otra parte, en esta breve pero intensa convivencia empecé a interiorizarme en la cría de chinchillas y ayer, mientras la tía descarozaba aceitunas y se las daba a la tortuga, le propuse que abriéramos un criadero: “¡Es lo más hermoso que me han dicho en la vida!” —me confesó entre lágrimas— “¡Pero que sea en Villa Coronel Palma!”. Cerramos trato, así que la semana que viene me voy para allá con la tía Peta y con Petita. La tía dijo que está muy contenta con nuestro proyecto y que no le importa abandonar Porcelana fría (Avanzados), pero que no nos olvidemos de las aceitunas.

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