20.12.06

Felices fiestas

De la mano de Ronald F. Dickman, me despido hasta el año que viene.

Quiero agradecer a los medios que han difundido este weblog y, en especial, a los distinguidos lectores, quienes desde abril me acompañan en esta investigación periodística sin precedentes en la Historia Universal.


Felices fiestas.
Rodolfo Fucile

Ronald F. Dickman

El dibujante Ronald F. Dickman es mundialmente famoso por su vasta y singular producción gráfica. Comenzó su carrera profesional en diciembre de 1946, cuando una compañía norteamericana le encargó la ilustración de su tarjeta navideña: un imponente pino azul y rojo, con 48 bolas blancas.

Aseguran que, debido a las exigencias de su cliente, Dickman realizó 978 bocetos en un lapso de dos semanas, lo que le provocó una severa crisis psicológica que sufre hasta el día de hoy. Si bien, la misma no le ha impedido dibujar, Ronald sólo es capaz de representar arbolitos de navidad.


Un equipo de expertos de la Universidad de Cleveland (Ohio) ha sometido al artista a diversos experimentos (entre otros, la instalación de un CD de Image Bank en su cerebro), pero no ha conseguido mejoras. Dickman repite compulsivamente el mismo dibujo, aunque, con el paso de los años, ha incorporado dos bolas al pino original. Los expertos aún no han podido determinar la causa de este comportamiento.

En diciembre de 1986, la esposa de Dickman dispuso incinerar los 5.000.000 de arbolitos dibujados por el artista, pero los amigos de Ronald encontraron un sentido a su obra: crearon la Fundación Dickman; una entidad benéfica que anualmente envía dichos dibujos a los niños pobres del tercer mundo. En la actualidad, la fundación recibe colaboraciones, ya que su stock no es suficiente para abastecer a sus beneficiarios.

FOTO: Dickman junto a un vocero gubernamental. “Los EEUU han donado un millón de dibujos a la Fundación Dickman. Esperamos que todos los países del mundo sigan nuestro ejemplo”, expresó el funcionario.

11.12.06

Nuevo film de Clemente Scotch

A menos de tres meses del estreno de El amanecer de la pluma, el realizador argentino Clemente Scotch vuelve a la carga con El atardecer de la pluma; segunda parte de este apasionante thriller psicológico de suspenso e intriga, que amenaza con convertirse en trilogía.


En esta oportunidad, el ex oficinista y flamante escritor Florencio Burman (interpretado brillantemente por el mismo Scotch) comprende que es incapaz de asesinar a su mujer, y se propone inducirla al suicidio. Para conseguirlo, se hace pasar por ella, con la intención de generar en la joven-pajarraco una profunda crisis de identidad.

Sin embargo, lejos de conflictuarse, la astuta mujer le sigue el juego a Burman y también se hace pasar por él. En este cambio de roles (recurso que permite a Scotch reflexionar sobre la bisexualidad) la perspicaz pajarraca descubre que posee un don natural para la literatura y escribe una novela de calidad muy superior a la de su marido. Así Burman —ahora abocado a las tareas domésticas— cae en su propia trampa, de la cual no podrá salir hasta tanto Clemente Scotch decida rodar la tercera parte de esta saga tan atrapante como experimental.

El atardecer de la pluma, un film complejo en su estructura narrativa, ata definitivamente los cabos sueltos de la película anterior y abre un interrogante acerca del rol del director en el cine de autor (en especial, en el de autores como Scotch). Este ejercicio arriesgado y enriquecedor, sin dudas ha sido posible gracias al desinteresado apoyo económico de Canal+, cuya programación también recomendamos.

4.12.06

Calderón Nuñez Saavedra

Preocupado por la ecología (algo poco frecuente en su época), el escritor y profesor de Ciencias Económicas Calderón Nuñez Saavedra creó el Proyecto de Sustitución Racional de Términos Castellanos; un moderno sistema que, a su modo de ver, serviría para reducir la tala de árboles y, a la vez, difundir los conocimientos de la Botánica.

El sistema de Calderón consistía en reemplazar ciertas muletillas y expresiones adverbiales (a su entender largas y superfluas) por nombres de árboles y plantas de no más de dos sílabas. De este modo, “Sin lugar a dudas” sería reemplazada por “pino”; “tilo” ocuparía el lugar de “no obstante lo cual”; y “de alguna u otra manera” daría paso a “ficus”. Estos ejemplos formaban parte del voluminoso proyecto enviado a la R.A.E., donde Calderón proponía más de 5.000 sustituciones.


Así defendía Saavedra su invención: “[...] Como acabo de expresar, señores míos, este nuevo sistema protegerá el medio ambiente, ya que reducirá considerablemente el número de páginas de cada libro. Por otra parte, lejos de introducir neologismos —innecesarios en nuestra bella y acabada lengua—, dotará de nuevos significados a términos ya existentes, y acercará a los jóvenes al apasionante Reino Vegetal. [...]”. Veamos un ejemplo: Pino, la divulgación científica es importante. Tilo la educación debe continuar bajo la tutela de la Iglesia, que, ficus, es la única institución capaz de inculcar valores justos en nuestros hijos.”

A la semana de la presentación del proyecto, Calderón fue despedido del Colegio de Santo Tomás, y, dos meses más tarde, internado en el Hospital Psiquiátrico de Zaragoza. Allí continuó con la difusión de su sistema, hasta que fue sometido a una lobotomía; práctica terapéutica habitual por aquellos tiempos.