Preocupado por la ecología (algo poco frecuente en su época), el escritor y profesor de Ciencias Económicas Calderón Nuñez Saavedra creó el Proyecto de Sustitución Racional de Términos Castellanos; un moderno sistema que, a su modo de ver, serviría para reducir la tala de árboles y, a la vez, difundir los conocimientos de la Botánica.
El sistema de Calderón consistía en reemplazar ciertas muletillas y expresiones adverbiales (a su entender largas y superfluas) por nombres de árboles y plantas de no más de dos sílabas. De este modo, “Sin lugar a dudas” sería reemplazada por “pino”; “tilo” ocuparía el lugar de “no obstante lo cual”; y “de alguna u otra manera” daría paso a “ficus”. Estos ejemplos formaban parte del voluminoso proyecto enviado a la R.A.E., donde Calderón proponía más de 5.000 sustituciones.
Así defendía Saavedra su invención: “[...] Como acabo de expresar, señores míos, este nuevo sistema protegerá el medio ambiente, ya que reducirá considerablemente el número de páginas de cada libro. Por otra parte, lejos de introducir neologismos —innecesarios en nuestra bella y acabada lengua—, dotará de nuevos significados a términos ya existentes, y acercará a los jóvenes al apasionante Reino Vegetal. [...]”. Veamos un ejemplo: “Pino, la divulgación científica es importante. Tilo la educación debe continuar bajo la tutela de la Iglesia, que, ficus, es la única institución capaz de inculcar valores justos en nuestros hijos.”
A la semana de la presentación del proyecto, Calderón fue despedido del Colegio de Santo Tomás, y, dos meses más tarde, internado en el Hospital Psiquiátrico de Zaragoza. Allí continuó con la difusión de su sistema, hasta que fue sometido a una lobotomía; práctica terapéutica habitual por aquellos tiempos.
El sistema de Calderón consistía en reemplazar ciertas muletillas y expresiones adverbiales (a su entender largas y superfluas) por nombres de árboles y plantas de no más de dos sílabas. De este modo, “Sin lugar a dudas” sería reemplazada por “pino”; “tilo” ocuparía el lugar de “no obstante lo cual”; y “de alguna u otra manera” daría paso a “ficus”. Estos ejemplos formaban parte del voluminoso proyecto enviado a la R.A.E., donde Calderón proponía más de 5.000 sustituciones.
Así defendía Saavedra su invención: “[...] Como acabo de expresar, señores míos, este nuevo sistema protegerá el medio ambiente, ya que reducirá considerablemente el número de páginas de cada libro. Por otra parte, lejos de introducir neologismos —innecesarios en nuestra bella y acabada lengua—, dotará de nuevos significados a términos ya existentes, y acercará a los jóvenes al apasionante Reino Vegetal. [...]”. Veamos un ejemplo: “Pino, la divulgación científica es importante. Tilo la educación debe continuar bajo la tutela de la Iglesia, que, ficus, es la única institución capaz de inculcar valores justos en nuestros hijos.”
A la semana de la presentación del proyecto, Calderón fue despedido del Colegio de Santo Tomás, y, dos meses más tarde, internado en el Hospital Psiquiátrico de Zaragoza. Allí continuó con la difusión de su sistema, hasta que fue sometido a una lobotomía; práctica terapéutica habitual por aquellos tiempos.