La producción literaria de Nikolai Popkorni (poeta polaco nacionalizado español), consta de tres millones de poemas en verso libre, cuyo denominador común es tan original como misterioso: absolutamente todos contienen extrañas —y forzadas— referencias cuantitativas. Un buen ejemplo es su obra Los Peregrinos, premiada por la Academia de Murcia en 1958:
De la cruz, Jesús; salvador de la Cristianía.
Doce, quince, treinta, cuarenta: los robles de la cuesta.
Cándida soledad, camino de la redención.
¿Veinte? ¿Cincuenta? ¡Mil quinientos, los peregrinos!
Durante muchos años, esta obsesión de Popkorni por las cifras fue objeto de estudio de los especialistas. Algunos críticos aseguraban que “trabajaba desde la forma”. Otros afirmaban que, en la obra del polaco, la Gramática estaba supeditada a la Aritmética, y que sus poemas eran un mero soporte para el desarrollo de secuencias numéricas. El público masivo simplemente opinaba que estaba loco.
Nikolai, ajeno al debate, se dedicaba a ganar concursos y se había convertido en millonario. Pero su gloria se transformó en ocaso, cuando una revista literaria publicó una página de la Guía Telefónica de San Ireneo:
Nikolai, ajeno al debate, se dedicaba a ganar concursos y se había convertido en millonario. Pero su gloria se transformó en ocaso, cuando una revista literaria publicó una página de la Guía Telefónica de San Ireneo:
A raíz de esta noticia, la Compañía Telefónica investigó la obra de Popkorni y lo demandó por violación agravada de derechos de autor. Así, el muy farsante perdió toda su fortuna.
Imagen: Una mordaz caricatura publicada en La Vocal Inmaculada, donde se muestra a Popkorni burlándose de Raimundo López Castellón (Jurado de la Academia de Murcia)
Imagen: Una mordaz caricatura publicada en La Vocal Inmaculada, donde se muestra a Popkorni burlándose de Raimundo López Castellón (Jurado de la Academia de Murcia)