Ayer, mientras compraba un par de medias de nylon en una mercería de mi barrio, me detuve a escuchar la charla que mantenían una anciana y un intelectual de renombre que tengo por vecino.
—Profesor, quisiera leer algo nuevo, ¿qué me recomienda? —la señora sacó un lápiz y una diminuta libreta negra.
—Le recomiendo que lea la revista Lamujerdemivida, donde todos los meses se publica Artistas Irrelevantes, una serie que sin dudas ha revolucionado los esquemas de la historiografía y de muchas otras cosas que no creo necesario enumerar en esta ocasión —atinó a encender su pipa, pero la vendedora le echó una mirada reprobatoria.
—Muy bien —dijo la anciana y anotó el dato en la libretita—¿Y qué más trae esa revista?
—Bueno, trae textos muy interesantes y excelentes dibujos. Le sugiero que lea el sumario en este sitio web —sacó una computadora portátil y se conectó a Internet (en la mercería había Wi-fi)
—De acuerdo, pero, tenga en cuenta que yo leo bastante. Temo quedarme sin lecturas para este mes... ¿Podría usted recomendarme algo más?
—Sí, por supuesto, señora. Le recomiendo que lea Revista Sacapuntas, la publicación digital de la Asociación de Dibujantes de Argentina. Pídale a su nieto que la descargue desde esta página —la conexión falló, pero por suerte el profesor llevaba consigo un papelito que decía www.revistasacapuntas.com.ar
En ese momento la vendedora de la mercería me entregó el vuelto ($2.-) y tuve que abandonar el recinto. Nunca sabré cómo terminó aquella intrigante conversación, pero quise compartirla con ustedes porque, al fin de cuentas, es un fragmento de la vida cotidiana; una postal que refleja la expresión de un pueblo, la cultura de una nación.
—Profesor, quisiera leer algo nuevo, ¿qué me recomienda? —la señora sacó un lápiz y una diminuta libreta negra.
—Le recomiendo que lea la revista Lamujerdemivida, donde todos los meses se publica Artistas Irrelevantes, una serie que sin dudas ha revolucionado los esquemas de la historiografía y de muchas otras cosas que no creo necesario enumerar en esta ocasión —atinó a encender su pipa, pero la vendedora le echó una mirada reprobatoria.
—Muy bien —dijo la anciana y anotó el dato en la libretita—¿Y qué más trae esa revista?
—Bueno, trae textos muy interesantes y excelentes dibujos. Le sugiero que lea el sumario en este sitio web —sacó una computadora portátil y se conectó a Internet (en la mercería había Wi-fi)
—De acuerdo, pero, tenga en cuenta que yo leo bastante. Temo quedarme sin lecturas para este mes... ¿Podría usted recomendarme algo más?
—Sí, por supuesto, señora. Le recomiendo que lea Revista Sacapuntas, la publicación digital de la Asociación de Dibujantes de Argentina. Pídale a su nieto que la descargue desde esta página —la conexión falló, pero por suerte el profesor llevaba consigo un papelito que decía www.revistasacapuntas.com.ar
En ese momento la vendedora de la mercería me entregó el vuelto ($2.-) y tuve que abandonar el recinto. Nunca sabré cómo terminó aquella intrigante conversación, pero quise compartirla con ustedes porque, al fin de cuentas, es un fragmento de la vida cotidiana; una postal que refleja la expresión de un pueblo, la cultura de una nación.
